domingo, 30 de agosto de 2009

Cláusula de la verdad

El suscrito, Adrián Martínez París, en uso de su libertad como usuario de la red de computadores para publicar sus creaciones, y considerando que se divierte de lo lindo haciéndolo, procede a presentar su nueva entrada:

A la moda de la época

 
La Universidad Nacional de Colombia es famosa porque se dice que es la mejor universidad del país; lo es también porque es la más grande del país; porque es la primera universidad de Colombia en investigación; porque es la principal universidad pública del país; porque muchas de las otras universidades se llenan con los que no pasaron el examen de admisión de ésta (ups); porque yo estudio ahí (está bien, eso no);… También es famosa porque las revueltas estudiantiles son frecuentes en ella. (Siendo consecuente con el tema principal de este artículo –al que convergeré, como siempre, después de varios párrafos introductorios– aclaro que lo que digo a continuación son cosas que me han dicho y no puedo corroborar, pero que me inclino a creer.) La mayor parte de esas revueltas son organizadas por miembros de grupos ilegales, armados, como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) o el ELN (Ejército de Liberación Nacional), que se infiltran a la Universidad como estudiantes y se encargan de reclutar gente y, precisamente, de armar revueltas, no sé ya para qué: ahora hacen una especie de ritual religioso en la plaza central con coreografía y máscaras de tela, gritando arengas, y hacen estallar unas cosas que suenan duro y estorban en clase pero ya a nadie le importa y todos seguimos como si de la caída de un bolígrafo se hubiese tratado. Eso ahora. Antes, cuando el espacio y las rejas lo permitían, iban a las entradas principales y lanzaban piedras (rocas, por si algún geólogo leyere) hacia afuera, lo que, según me explicaron alguna vez, es un gesto de protesta sin intenciones de golpear a alguien; esa inocencia se pierde cuando llega la policía. Yo me gradué del colegio de la Universidad Nacional, y claro, no por ello ha de estar lleno de estudiantes maravillosos; hay quienes se meten de curiosos –de sapos, qué carajo– a tirar piedras, y algunos son gente del colegio tan idiota que se encapucha con el saco del uniforme.

Por culpa de estudiantes como ésos, que se encargan de armar líos, y no de estudiantes como yo, que llevamos sanamente cerca de quince años ahí metidos, la reforma académica hecha el año pasado en la Universidad Nacional de Colombia tiene entre sus objetivos el de dificultar que un estudiante se mantenga por mucho tiempo en la Universidad. Yo me leí por completo los documentos principales de la reforma, pero ahorita no recuerdo mucho, sólo lo que ya dije y que tengo un PAPA como para pintarle carita feliz a una bolsa de papel; sí, no soy de los mejores estudiantes, pero me mantengo y eso está una delicia. (Para los que no manejan la cuestión, con la aprobación de la reforma académica se introdujo el concepto de Promedio Aritmético Ponderado Acumulado, que es exactamente lo que dice salvo que no sé qué carajo significa “ponderado”; ya mismo abro Moliner.)

Terrasaurio BorradorLos dibujitos son míos, viejitos, en cuaderno. Cuando estaba de moda Pokémon, hace como ocho años cuando yo tenía diez u once, me puse a inventar mis  propios monstruitos, mis propios escenarios y mi propia historia: el protagonista era Tak, un muchacho con un peinado de lado muy curioso, el antagonista era Prácer, casi calvo, y, por ejemplo, el primer poquemón (me permitiré usar el españolismo) de Tak fue Ozáru, personaje que ahora adapté a mis historias fantásticas como uno de los cofundadores de una ciudadela en el Paraíso; el primer poquemón que Tak atrapó fue Zamária, adaptado de la misma manera que Ozáru, y hasta inventé una película que dibujé por cuadros en un rollo largo y delgado de papel periódico. Salió la revista Pokémon y me puse a hacer mi propia revista; inventé elementos (barro, luz, vapor, magia,…); hice rompecabezas con escenas de mi historia; inventé cosas como el poquedisco o la transbola, que son poquebolas especiales,… Así hice con varias cosas: saqué Los Fuego, mi copia de los Power Rangers; Miko, mi copia de Crash Bandicoot; Rayo Eléctrico, un súper héroe que inventé a partir de un muñeco de Robin; Battle Mosters, cuando salió Digimon para no quedarme sin mis monstruitos distintos;… Ésos y otros los he estado metiendo ingeniosamente en mis historias fantásticas: los Battle Monsters, por ejemplo, entran con el Conjuro de los Antropomorfos; los héroes, que no son pocos (Mazo, Cobra, Bala Naranja, Gigante,…) entran como almas especiales. Y ya me cansé de poner puntos suspensivos. Ah, e inventé Magister Fascinatii, un juego de cartas muy bueno, impulsado, por supuesto, por Magic y Yu-Gi-Oh!; aún tengo por acá el documento con las reglas, sólo no hay cartas.

Ahora, cuando en la universidad estuvo de moda la mencionada reforma, a mí me dio por ponerme de jurista aficionado y oficialicé para mí unas normas que ya tenía puestas en mi vida. La primera que redacté fue la Cláusula de la verdad, para la cual fue hecha esta entrada. Lo citado en ella es cierto. La muestro especialmente porque escribiendo otro artículo para el blog necesité mencionarla y me pareció prudente y divertido hacerla pública antes para poder enlazar, y así no citarla completa en el otro texto, recargándolo. Para darle cierto aire de validez internacional, la resolución está escrita en esperanto; la voy a citar en esperanto y justo después viene la traducción al español. Entendidos en Alfabeto Fonético Internacional serán capaces de pronunciar la versión original siguiendo el enlace de la palabra “esperanto” arriba, aunque no entiendan eĉ terpomo [ni papa].
 

Klaŭzo de la vero

Li, Adrián Martínez París, portanta de la landa cedulo de civitaneco numero XXXXX de Kolombio, laŭ uzo de sia aŭtoritato kiel pensanta homo por atribui al si mem siajn proprajn regulojn, kaj
KONSIDERANTE,
  1. Ke Li difinas “diri mensogon” kiel prononci voĉe oracion referantan al okazaĵo neniam pasinta nek pasanta, sen klarigi, esprimite aŭ ne, pri tio;
  2. Ke Li vivadas, ĝis nun, trankvilan kaj senzorgan vivon;
  3. Ke Li vivas kun ateista familio, kapabla akcepti siajn proprajn erarojn;
  4. Ke Li vidis la problemojn, kiujn aliuloj obtenas per diri mensogojn;
  5. Ke, pro tio anoncita en la unuaj kvar konsiderantoj, Li konkluis, ke diri mensogojn estas nebezonenda por sia vivo, kaj, aliflanke, ne fari ĝin estas favorebla;
  6. Ke la bonfarteco de homo estas pli grava ol tio, kion tiu ĉi dokumento referas;
  7. Ke ignori estas neevitebla;
  8. Ke ŝerci estas parto de la socia vivo;
    REZOLUCIAS

    Artikolo 1. Ne diri mensogojn krom laŭ la sekvaj tri kazoj:
    • a. Kiam Li volus savi iun el malbonaĵo, kies grandeco, laŭ Li, estas multa, kaj la sola formo fari ĝin estas diri mensogon.
    • b. Kiam ĝi rezultus el la ignoreco pri la situacio aŭ la temo.
    • c. Kiam Li ĝin farus por ŝerci kaj la ŝercaĵo ne kaŭzus grandan malbonaĵon, laŭ Li, aŭ la malbonaĵon, kiun ĝi povus kaŭzi, estos bontempe evitita.
    Paragrafo. Kiam la vera informo kontraŭanta malveran informon diritan de Li laŭ la kazo referita en la litero b de tiu ĉi artikolo estos konata de Li, Li devus, dum eblus, korekti tiun informon.
    Artikolo 2. Ankaŭ ne skribi mensogon dum verkado, krom laŭ la samaj kazoj de la Artikolo 1, kiam klarigo pri tio, esprimite aŭ ne, ne estus farita.
    Artikolo 3. Laŭ kazo, kiun Li dirus mensogon for el tiuj, kiujn la escepcioj de la unua artikolo specifas, Li devos sin trudi kaj fari punaĵon, kiun Li konsiderus konvena.
    Artikolo 4. Ĉi tiu rezolucio ricevas la nomon “Klaŭzo de la Vero”, kiel indikiĝas en la titolo.
    Artikolo 5. Ĉi tiu rezolucio derogas ĉiun alian kaj antaŭan kaj postan determinon krom tiun nomigitan “Leĝo Nulo” kaj tiujn, kiuj derogos tiun ĉi venontece, kaj regas ekde la tago unua de la monato januara de la jaro mil-naŭ-cent-naŭ-dek-naŭa post Kristo laŭ la gregoria kalendaro.
    KUMPLIĜU
    Eldonita ĉe Bogoto, Kolombio, je la tago dek-sepa de la monato septembra de la jaro du-mil-oka post Kristo laŭ la gregoria kalendaro.

    Viene mi firma y listo. Ahora en español:
     

    Cláusula de la verdad

    El suscrito, Adrián Martínez París, portador de la cédula nacional de ciudadanía número XXXXX de Colombia, en uso de su autoridad como hombre pensante para atribuirse sus propias reglas, y

    CONSIDERANDO
    1. Que define “decir una mentira” como enunciar en voz alta una oración que refiera un suceso que no sucedió ni está sucediendo, sin hacer aclaración, tácita o no, al respecto;
    2. Que vive, hasta ahora, una vida tranquila con pocas preocupaciones;
    3. Que vive con una familia atea, capaz de aceptar sus propios errores;
    4. Que ha visto los problemas que obtienen los demás por decir mentiras;
    5. Que por lo anunciado en los primeros cuatro considerandos, ha concluido que decir mentiras es innecesario en su vida, y, por otro lado, no hacerlo es favorable;
    6. Que la salud de un ser humano es más importante que lo referido en este documento;
    7. Que ignorar es algo inevitable;
    8. Que bromear forma parte de la vida social;
    RESUELVE
    Artículo 1. No decir mentiras salvo en los siguientes tres casos:
    • a. Cuando quiera salvar a alguien de un perjuicio cuya gravedad, según criterio del suscrito, es alta, y la única forma de hacerlo es decir una mentira.
    • b. Cuando resulte de la ignorancia respecto de la situación o el tema.
    • c. Cuando lo haga para bromear y la broma no cause grave perjuicio, según criterio del suscrito, o el perjuicio que ésta pudiere causar sea evitado a tiempo.
    Parágrafo. Cuando la información verdadera que contrarreste una información falsa dicha por el suscrito en el caso referido en el literal b de este artículo sea conocida por el suscrito, éste deberá, en lo posible, corregir dicha información.
    Artículo 2. Asimismo no escribir mentiras en texto alguno, salvo en los mismos casos del Artículo 1, cuando no haya aclaración, tácita o no, al respecto.
    Artículo 3. En caso de que el suscrito diga una mentira que no esté salvaguardada por las excepciones del Artículo 1, deberá imponerse y realizar un castigo que considere conveniente.
    Artículo 4. Esta resolución recibe el nombre de “Cláusula de la Verdad”, como se indica en su encabezado.
    Artículo 5. Esta resolución deroga toda otra determinación, anterior o posterior, salvo la denominada “Ley Cero”, y las que la deroguen en el futuro, y rige desde el primer día del mes de enero del año mil novecientos noventa y nueve después de Cristo según el calendario gregoriano.
     
    CÚMPLASE

    Dado en Bogotá, Colombia, a los diecisiete días del mes de septiembre de dos mil ocho después de Cristo según el calendario gregoriano.
     

    Papas

     
    El hecho de mencionar “después de Cristo” no es una señal de conversión, sino por el contrario una forma de dejar explícito el año al que me refiero con la cronología que sé manejar, impuesta por el Papa Gregorio XIII en  el año 1582 después de Cristo, según... Es decir, no lo uso por creencia sino porque no me sé otra forma conocida de ordenar el tiempo, y al fin y al cabo es ésta la más común por acá. Seguramente cuando me ponga a leer sobre cronologías orientales o precolombinas haré una entrada al respecto. Ya he leído algo, sobre reformas propuestas para una cronología internacional, como el Calendario Fijo Internacional, que desde mi posición de ateo resulta de maravilla.

    No intento dejar una lección con esto, ya avisé de que es preámbulo para remitir desde otra entrada. Y no soy un tipo extremista, simplemente me tomo en serio mis decisiones, tomé ésa, la formalicé, y me salva la Ley Cero, que presentaré en alguna ocasión y de la que diré por ahora que es algo así como “rompa las reglas que quiera que eso de limitarse no vale la pena”. Un último comentario: así como los Papas Benedicto son reconocidos por conservadores, los Papas Gregorio lo son por reformadores, y por eso cuando me iba a lanzar a la personería de mi colegio quise llamar a mi propuesta Gregorio XVII, que diera la idea de reforma; no me lancé, preferí el consejo estudiantil, pero sí me colé a la Personería a trabajar desde entonces.

    Demasiada información para una entrada de transición, me parece a mí. No recargo más y me voy, por ahora, lamentando mi PAPA, entendiendo más que papa y contando el tiempo como el Papa.
    COMÉNTESE

    Dado en Bogotá, Colombia, a los treinta días del mes de agosto de dos mil nueve después de Cristo según el calendario gregoriano.

    (Firma y sello pendientes, o imaginarios.)

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