martes, 21 de julio de 2009

Rol: Red (teatro con enlaces)

(De fondo una telaraña. Adrián en el centro del escenario bajo una luz cenital.)
Adrián. – Una red es una generalización de una sucesión: es decir, en vez de usar los números naturales, utilizamos cualquier conjunto dirigido, sin importar su numerabilidad.
Coro.(Voz en off.) ¡Qué!
Adrián. – …, exclamarán medio atónitos los no entendidos en matemática universitaria más o menos avanzada, no apta para ingenieros. Explico, no es tan difícil: imaginemos una fila del Instituto del Seguro Social, ISS, antigua entidad colombiana famosa por la cualidad de que, por mucho que se madrugara, siempre se llegaba allí a hacer fila en un puesto in(de)terminable. Ahora será fácil suponer que hay infinitas personas haciendo fila, y pensemos en la diligencia que va a hacer cada persona; tendremos entonces una sucesión infinita (o sucesión a secas) de diligencias –nótese que pueden repetirse–, una por cada número natural. Una red es lo mismo, sólo que el conjunto origen ya no es necesariamente el de los números naturales, sino que puede ser uno con más elementos todavía, mientras sea infinito y esté ordenado hacia el infinito. (Esta parte de “infinitos más grandes que otros” es un poco más complicada, aunque no muy difícil de explicar, pero no compete al presente artículo así que será para después.) Se dice que la red converge si a medida que nos acercamos al infinito los valores de la red (las diligencias) tienden a un elemento fijo, que llamamos límite.
En segundo lugar, una red es el elemento usado por Sir Arthur Eddington, famoso astrofísico obviamente británico de la primera mitad del siglo XX, en su libro La filosofía de la ciencia física, para explicarnos cómo funciona el método científico; el ejemplar de Tequia es editado por Editorial Sudamericana, de Buenos Aires, y traducido por Carlos E. Prélat y Alberto L. M. Lelong. La parte a la que quiero hacer referencia es el comienzo del segundo capítulo, que lleva por título Subjetivismo selectivo. He aquí el fragmento principal:
Supongamos que un ictiólogo se dispone a estudiar la vida en el océano y que para esto comienza por echar la red. Obtiene así una redada. Al observarla y tratar de sistematizar sus observaciones procede de un modo análogo al del hombre de ciencia.
El ictiólogo llega así a dos conclusiones:
1) La longitud de todos los animales del mar es de más de cinco centímetros.
2) Todos los animales del mar tienen branquias.
Estas conclusiones son ciertas respecto de su redada, y hace la hipótesis provisoria de que también serán ciertas cualquiera que sea el número de veces que eche la red.
En esta comparación que estamos haciendo la redada representa el conjunto de conocimientos que constituye la ciencia física y la red el sistema de nuestras capacidades respectivas sensoriales e intelectuales que usamos para obtener dichos conocimientos. Siguiendo con la comparación, el echar la red corresponde a la observación, pues todo conocimiento que no pueda obtenerse mediante la misma no es considerado como conocimiento físico.
“¿Así o más claro?” Sólo este fragmento da para ponerse a pensar un rato en lo poco que conocemos del mundo: ¡imaginad el libro!
En tercer lugar, una red es aquello a lo que vine es esta ocasión: una organización de personas en la que no hay jerarquías, sólo distribución y socialización del trabajo. Vengo promocionando la Red Distrital de Personeros Estudiantiles (la Personería Distrital habla de “personeros y personeras”, pero a mí no se me hace tanta vaina), con la que llevo trabajando ya dos años y medio. Es un proyecto de la Personería Distrital que forma parte del proyecto general relativo a los personeros estudiantiles: esas personitas que son elegidas a principio de año y que tan criticadas resultan al final. Pues para que sepan, al menos unas cuantas de esas personitas sí trabajan, y harto. La Red es conformada por todos los personeros de Bogotá, y cuatro personas de cada localidad son elegidas para trabajar en la Mesa Distrital, que es uno de los principales ponentes en el Congreso Anual de Personeros Estudiantiles, el segundo evento estudiantil más grande del país. (Enlazo al primero, que se ve que va a estar bien bueno este año; al menos tiene bonita publicidad.)
Este año, por ejemplo, la Mesa está trabajando cinco Ejes Temáticos, a saber: Cultura, Derechos Humanos, Educación (en el que estoy yo apoyando), Medio Ambiente y Violencia. Cada eje ha de elaborar un proyecto y realizar las actividades que impulsaron su creación. El Congreso resulta, para la Mesa, como una rendición de cuentas de lo que ha hecho en el año y que debe ser presentada a todos los personeros del Distrito. ¿Y qué tipo de cosas se hacen? Eso depende de cada grupo, pero generalmente son actividades de capacitación (buenos cursos cortos, digo yo), participación (cupos en foros, debates, asambleas y otras reuniones de ese estilo), presentación de proyectos a entidades locales, distritales y estatales (secretarías, ministerios, alcaldías…)… Y el grupo mismo hace “actividades de integración”, ya sabéis: ir al Chorro de Quevedo, al Septimazo, a comer algo por ahí,…
Os cuento algo de lo que se está haciendo este año. Derechos humanos está bien empeñado en dos actividades: una obra de teatro para presentar en colegios «con altos índices de violencia», y una capacitación en derechos humanos que se encuentra en período de convocatoria, y así se encontrará hasta que se hayan inscrito por lo menos treinta y cinco personas; si alguien está interesado –hay prioridad para personeros–, o conoce a alguien que crea que lo estaría, la convocatoria está publicada en este enlace, que da a un blog de la Red recientemente creado. Educación está estudiando (nada más obvio) los Decretos 230, que reglamentaba la evaluación y la promoción de primaria y secundaria hasta este año, y 1290, que reglamenta ahora, más el Plan Decenal de Educación, que “sugiere oficialmente” la reglamentación de toda la educación durante el periodo 2007 – 2016, esto para hacer actividades de difusión de su contenido; además está continuando el trabajo que realizaba el año pasado el Eje Temático de Manuales de Convivencia, que consiste en impulsar en los colegios las reformas del Manual que se supone que anualmente han de hacerse, y en generar propuestas para que también haya ciertas reformas en los reglamentos generales acerca de los Manuales. Sé que los otros ejes andan haciendo algo, pero no sé qué andan haciendo; disculparán los miembros, y si alguno leyere esta entrada le pido que comente con esa información.
Se supone que esta misma semana me reuniré con una amiga y compañera de la Red, precisamente la creadora del blog arriba enlazado, para actualizar otro espacio electrónico de los personeros estudiantiles: la página oficial de la Red Distrital de Personeros Estudiantiles. Pronto veréis ahí artículos escritos por los muchachos, fotografías de los eventos, información sobre la red, y todo ese tipo de cosas que hay en las páginas oficiales; eso sí, habrá que cambiar ese aire empresarial del “¿Quiénes somos?”, y poner la cuestión más juvenil (dice esto último con voz de gomelo y sacudiendo hombros y cabeza).
Este año será el XI (léase “décimo primer”) Congreso Distrital de Personeros Estudiantiles. Además de la Mesa, también son postores las redes locales y varias organizaciones juveniles de Bogotá. (Bueno, y normalmente hablan el alcalde, el secretario de educación y el personero distrital; los tres actuales, por cierto, se encuentran ocupados en resolver asuntos judiciales de damageful índole.)
No, no me pagan. Alguna vez, comenzando este año, Andrés Felipe Suárez Sastoque, estudiante de Derecho de la Universidad Nacional, miembro de la Red en 2007, colaborador actual (como yo) del proyecto de la Red, Comisionado Nacional para el Seguimiento del Plan Decenal de Educación, y amigo mío (entre otros muchos títulos), me preguntó en una de las primeras reuniones de la Red de 2009:
Andrés.(Voz en off.) Adrián, ¿usted por qué sigue viniendo?
Adrián.(A Andrés.) … No sé.
Andrés.(Voz en off.) ¿Cierto? Yo tampoco.
Adrián. – Pero ahí vamos, consiguiendo amistades, sintiendo que hacemos algo por la ciudad, gastando dinero en pasajes, caminando desde el centro hasta acá, estudiando burocracia aplicada, aprendiendo sobre leyes, desarrollando capacidad discursiva, enojándonos con los errores gramaticales de los compañeros, y por la misma refunfuñando de los errores gramaticales de Hans, comiendo refrigerios, haciendo fila en la entrada para registrarnos, y romper el inútil papelito del registro,… Escribiendo artículos al respecto porque quiero promocionar el proyecto y porque es una de las cosas que hago, y en este blog muestro las cosas que hago. A finales del año pasado recibimos una muy buena capacitación sobre formación de redes, y no de redes matemáticas (eso lo veré con deleite en mis cursos de topología), ni de redes ictiológicas (de hecho ese texto forma parte de un curso que dicto), sino de las terceras, las redes de personas trabajando, y a medida que el tiempo avanza (y ojalá no hacia el infinito) el trabajo converge a resultados en la mejoría de la ciudad.
Y hay otras redes, claro: una famosa es el ubicuo conjunto de todas las páginas electrónicas; otra puede ser la de la araña; la forma inglesa de nombrar al color rojo;… y dice la Gran Enciclopedia Espasa 2005: «9 Conjunto de personas relacionadas para un fin común, por lo general de carácter secreto, ilegal o delictivo.» ¡Esto es legal! ¡Lo juro!
¡No soy un delincuente! (La e se mantiene durante un tiempo. Adrián cae arrodillado. Una red se cierra a modo telón.)

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