sábado, 4 de julio de 2009

Medio partido y cortado

Los dos primeros días estuve tranquilo porque llevaba una frecuencia de entrada cada tres días. El siguiente día el computador lo tenía mi hermano, el siguiente estaba estudiando para un examen y el siguiente estaba en un examen. No tengo por qué excusarme, pero no sabía cómo comenzar la entrada, y no es que me haya parecido esto un comienzo magnífico ni mucho menos, pero algo había que hacer.

No me gusta ir directo al punto cuando se trata de escribir estos artículos; se escribe más si se dan unas cuantas vueltas ante cada cosa importante, por lo que no podía permitirme comenzar con un “A través de la historia los escudos de armas han…” o algo parecido. Podrá notarse a qué me refiero al ver que la mitad de la primera parte de este artículo, Me escudo en mi inutilidad, está dedicada a responder un par de preguntas pendejas. Y por esta vez considero ya haber dado suficientes vueltas, así que ahí vamos.

Sigamos con lo que se llaman “particiones del campo”, una de las cuales da nombre al artículo. En la imagen, extraída del libro, está dicho todo:

Particiones

Ya di en la primera parte los datos del libro, remito allí a quienes no los conozcan. Dato importante: la derecha del observador es la siniestra del escudo y viceversa con la diestra, por aquello de que el escudo era portado por alguien detrás de él.

Mi partición favorita es el terciado en perla, que está en esta imagen de or, sinople y argén, que quiere decir amarillo, verde y blanco. Ésos son los nombres que se le dan a los colores del escudo, separados en esmaltes y metales, más los forros. No será necesario poner la imagen de los esmaltes, y más bien me pongo a jugar con la que ya está:
Gules es rojo, como la mitad siniestra del partido.
Azur es azul, como la banda del terciado en banda.
Sinople es verde, como la puntica esa del cortinado.
Púrpura es morado, como los cinco cuadritos del de puntos equipolados.
Sable es negro, como el palo del terciado en palo.
Anaranjado es anaranjado.
Hay otros esmaltes, pero los más importantes son éstos y carnación, que suena sádico y viene siendo el rosado.
Los metales son or y argén, amarillo y blanco respectivamente, como, respectivamente, en la diestra del partido y en la parte baja del cortado. También está el acero, que es el gris, pero en este libro no se ilustra.
Hay dos tipos de forros: los armiños y los veros. Acabo de intentar explicarlo pero lo borré porque encontré más fácil poner la referencia del glosario:

Forros: Se dividen en armiños y veros. Se denomina armiño al campo blanco sembrado de manchitas negras que rodea al escudo; y veros, a las copas o vasos en formas de campanitas disgregadas sobre un campo blanco. Si las manchitas son blancas sobre campo negro se denomina contraarmiño, y contraveros, cuando las bases de las campanitas están unidas entre sí.

Por último, las piezas honorables. Son partes del campo, dibujos que no representan objeto alguno. Estos pedazos rojos tan mal escaneados (mea culpa y mea pereza de corregirlo o intentarlo de nuevo):

Piezas honorables

Éstas son la piezas honorables de primer orden. Alteraciones homotéticas de ellas son las piezas de segundo orden. Insisto, viva la perla, la orla se ve muy bien, y el escusón es un excelente truco para desafear un cuartelado en cruz; y es que todo el mundo cuartela en cruz su escudo personal, cuando le da por inventar uno. Observen la banda y la barra; la conocida banda presidencial se llama así por la orientación que lleva; si un analfabeta osase ponérsela al revés, le quedaría una barra presidencial, como la barra que separa enlaces internos en las direcciones URL.

Disculparéis que casi no publico de nuevo, pero al principio digo qué me ocupó los primeros días, y los demás, he de confesarlo, he estado distraído en otras cosas, fundamentalmente viendo todos los capítulos de Ranma ½, aquella serie de anime del muchacho que se vuelve muchacha; ya me faltan como dieciocho capítulos para acabar la séptima y última temporada. Lo que logra en vacaciones un desocupado con certificación… Y como he decidido coger de costumbre, adelanto la próxima entrada. Será sobre un cuento de Michael Ende con el que tengo una tarea pendiente, y esta enunciación me ha de servir como impelente para cumplirla.

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